3 de diciembre de 2010

¿LAS INSTITUCIONES BENEFICAS SUPERADAS POR LA CRISIS?

En una época de vorágine económica y social como la actual, con unos índices de paro preocupantes y con la sombra de una recuperación al menos a medio plazo, el número de personas en el umbral de pobreza ha crecido considerablemente. Con datos así, cabe preguntarse las repercusiones que ha tenido el aumento de ciudadanos en riesgo de exclusión social en las asociaciones benéficas. Y es que estas entidades atienden sobre todo a las personas más necesitadas que en estos tiempos no responden sólo a los considerados ‘pobres’. Con el objetivo de analizar la situación concreta de este sector DATO La Rioja contó en su mesa de debate con Ana Arnáez, responsable de Servicios Sociales de Cruz Roja La Rioja, Emilio Carreras, responsable de la Cocina Económica, Faustino Gil, presidente del Banco de Alimentos de La Rioja, y Marcial Menchaca, presidente de Cáritas y de la Fundación Cáritas-Chavicar.
Los invitados no dudan en reconocer que las demandas de sus servicios han aumentado notablemente, si bien cifran el año 2009 como el ejercicio más complicado. Entonces se llegó a registrar un crecimiento del 65%, como en el caso del Banco de Alimentos y del 35% en Cáritas y la Cocina Económica. “En 2009 empezamos con 10.000 beneficiarios y terminamos con 16.500”, reconoce Gil. “Ahora parece que está descendiendo un poco”, admite Menchaca.
Si en algo coinciden todos los participantes es en el cambio del perfil del usuario. “Son más jóvenes”, indica Carreras. Arnáez, por su parte, apunta a que se trata de “gente que podemos considerar normalizada”. Atrás quedan los clichés de ‘sin techo’ o toxicómanos manejados hasta ahora.
Con una demanda creciente de servicios surge la incógnita de la viabilidad de dichas instituciones. Cáritas-Chavicar y Cocina Económica reconocen sus problemas de déficit, aunque tan solo el primero se muestra preocupado.
A pesar de ello son realistas de cara al futuro y de la necesidad de aunar recursos. Entonces, fluye una propuesta por parte de Ana Arnáez, de Cruz Roja. “Se debería realizar un plan de acción entre las organizaciones”. De esta manera, según ella, se evitaría la duplicidad tanto de acciones como de personas que reciben los servicios. Ante esto los demás contertulios reconocen el problema, pero apostillan que ha mejorado mucho el control y la coordinación entre las instituciones benéficas.
Por último, cuando se trata de concluir el debate todos destacan la solidaridad de los riojanos y su petición se unifica: más recursos. Pero aparecen las diferencias. Menchaca y Gil prefieren centrarse en las instituciones y empresas, a las que solicitan un poco más, mientras que Arnáez se decanta por otro tipo de bienes. “Son tan buenos los medios materiales como los humano”, concluye. Y es que el sentir general deja claro que, a día de hoy, cualquiera puede estar dentro del colectivo necesitado.